Eusebio Ortega
P i e d r a d e T o q u e
Comunidad y Cultura Local
Ausencia de la escultura
Dos cabezas. Una forma notable de cabezas contemporáneas que difieren de las cabezas monumentales olmecas, que se caracterizan como retratos.
Territorio y Confluencia
El Heraldo de Chiapas
25 de junio de 2008
Magno Fernandes Dos Reis
¿Si el zócalo de Yaxchilán tuviera que ser ocupado hoy, qué alternativas ofrecería el arte contemporánea? ¿Indicar un artista, simplemente, para qué una de sus obras ocupa el pedestal? ¿Qué criterio se utilizaría para escoger una obra significativa? Estoy seguro de que actualmente el nombre del artista es más importante que la obra. El pedestal en que estaban los dinteles en Yaxchilán que están el Museo Británico de Londres, no serían ocupados por trabajo; sin embargo, por un artista cuya obra llevaría el rótulo de la pieza expuesta, en la atmósfera del prehispánico.
¿Quiénes son los autores de los dos dinteles? Si aceptamos el prestigio de cualquier pedestal, la recomendación del curador significaría la consagración del artista y, de esa forma, se compromete más al curador, que instituye el criterio.
Los dinteles se vinculan a las características del diseño del zócalo; ocupan los espacios vacíos de la ciudad y el marco de su presencia tiene la función de posibilitar al espectador la comprensión del trazado urbano. Yaxchilán aún conserva la escala humana y, los espacios públicos de convivio, poseen significación. La ciudad es el espejo de las contradicciones de las clases sociales. La tarea del arte es estimular esas contradicciones. El arte público grabó en la roca la grandeza de la civilización maya. Sin embargo, el discurso unilateral de los reyes se dirigía hacia el espectador en vez de mirar el despliegue de la realidad plasmada en la piedra.
Desgraciadamente, el arte contemporáneo está aislado y el acceso a su lenguaje es controlado por las instituciones que representan el neoliberalismo (museo, crítica, mercado y coleccionista) y su discurso se circunscribe en el del circuito del arte.
El arte de Eusebio Ortega es experimental y no se limita a emplear el lenguaje y el vocabulario existente. Su encanto por la piedra se transforma en algo concreto: El escultor desentierra piedras y las reelabora como quien busca una revelación. Escucha las puras intenciones de su sensibilidad y trabaja según los ritos de un arte puramente viva, como la de los mayas o la de los olmecas más apreciadas en función del contacto directo con la naturaleza.
Sin embargo, Ortega se orienta hacia objetivos plásticos; el universo de las formas y de la luz. O sea, acuña aspectos de la vida cotidiana en la piedra para la posteridad.
La exposición "Piedra de toque", en la Galería Cerrillo, con la cálida museografía de Ámbar Past constituye un ejemplo de la universalidad del lenguaje de la piedra.
El pedestal de adobe de la escultura "Dos Cabezas" nos propone una alianza entre la poesía y la escultura. El hombre busca en la memoria, el perfume, la textura y el color de la vida que representa el placer de vivir.
El aserrín disperso en el piso representa la calidez de millones de árboles en el mundo, y nos remite a la escultura en madera que trabajaba anteriormente el escultor. Cuando caminamos en la galería el aserrín nos acerca a la piedra que grita algo en nuestros oídos.
La columna de barro es una referencia a la escultura de piedra, lo que no significa que el arte es una crónica para el espectador, puesto que la vía del discurso por ser oscuro impide una lectura coherente y una crítica de esa manifestación. Las esculturas nos llevan a pensar que el problema del artista contemporáneo no es la producción del arte, sino su proceso de distribución.
Por influencia occidental, asociamos el arte al contenido y al experimento del intelecto, y negamos la emoción -creo que la sensibilidad es lo más noble en la creación prehispánica. Eusebio Ortega parte de la intuición emocional que no tiene explicación lógica. La suavidad de las esculturas nace del trabajo, del esfuerzo y de la poesía que vive en el corazón de las piedras. Eusebio encontró alguna cosa que aún no sé cómo designar. Pero, creo que no es necesario.
Mejor que teorizar la escultura es experimentarla y entregarse a ella con deleite. ¿Qué arte apreciaban los reyes y los espectadores mayas? ¿Es posible rescatar los ritmos, los colores y las formas que tocaran los corazones de los reyes que vivieran en el Valle del Usumacinta? El gran desafío que nos propone el escultor Eusebio es mirar el portal y apuntar diferencias existentes entre el lenguaje del artista maya en las estelas y el arte contemporáneo.
Galeria Studio Cerrillo
Calle Tonala 19a
San Cristobal de las Casas, Chiapas
967 678 5727
art@studiocerrillo.com
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